lunes, 28 de marzo de 2011

54.

Un día normal, te apetece despejar te, te vas a la playa, se sientas en la arena o simplemente caminas por ella. Mientras oyes como rompen las olas, ueles el olor a mar, te sientes agusto, te sientes BIEN.
Pero la playa, es lo que tiene, a unos les traen recuerdos bonitos, a otros tristes, a otros como a mi, les hace pensar.
Mientras caminas, ves una roca que parece ser el sitio ideal para estar tu sola y relajarte.
Caminas hacia ella, estás tan envuelta en tus pensamientos que ni siquiera te das cuenta de si alguien te está mirando, te sientas, porfin descansas.
Y ahí sentada viendo el mar, con el viento revolviéndote el pelo, te sumerges en tus pensamientos.
Piensas en él, y te dices a ti misma, (maldita la hora que vine aquí) sabias que te lo ibas a encontrar, tu mente incapaz de dejarlo de lado ni un minuto.
Piensas en que no lo tienes y en que darías la vida por tenerlo, repasas cada una de tus conversaciones con el, y es cuando las lágrimas se desbordan de los ojos empapándote la cara, y dejas fluir la emoción, y la tristeza que tienes dentro.
Te desaogas, POR FIN TE DESAOGAS, ¿cuanto tiempo lo has estado esperando?, tener un momento a solas para que no te de pudor llorar, poder sufrir en silencio, sin que nadie te pueda molestar.
Él te vuelve a venir a la mente, sus ojos, su sonrisa, como te hablaba, como te habla ahora, las palabras que te decía cuando estabais a solas, lo mucho que te ignoraba cuando había gente.
Maldita la hora, maldito el momento, en que mi corazón te escogió a Ti.
Te quiero.
M.

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