jueves, 20 de octubre de 2011

130.

El último cigarrillo de la noche, que sabe tan amargo, como las palabras que acabo de escuchar. Profundo abantimiento en mi alma por no saber antes, lo que tu pensabas. Si te digo la verdad, no, no me lo esperaba y unas lágrimas silenciosas empiezan a derramarse por mi cara. Sumergiendome en un sueño que no quiero tener. Pero ya te lo he dicho antes, no se puede ser igual con todas las personas, porque no todos somos iguales. Lo único que puedo decirte es, que siento como soy, pero no puedo cambiar.
No me pidas perdón ni me digas que lo sientes, no tienes porque hacerlo. No querías hacerme sentir mal, pero lo siento porque lo has echo.
M.

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